Con este sugestivo título, premiado con el prestigiosos Premio Nadal 2010, la autora de novelas Clara Sánchez, nos presenta un subyugante relato de terror, pero ante todo es una absorbente novela que te engancha desde las primeras páginas, y que trata sobre la memoria y la redención de la culpa.
Sandra, la protagonista de treinta años, ha tomado la decisión de retirarse a una pequeña población turística de la provincia de Alacant; ha abandonado su trabajo y, embarazada de un hombre del que no cree está enamorada como para casarse, pasa sus días intentando aplazar la decisión de qué hacer con su vida. Un día, mientras toma el sol en la playa, conoce a una pareja de ancianos, los Christensen, un octogenario matrimonio de noruegos instalados desde hace años en este lugar de la costa alicantina. Estos le ayudan una mañana tras sufrir un mareo y crece en ellos una gran mistad, llegando a ser para Sandra los abuelos que no ha conocido. Karin y Fredick, que así se llaman estos octogenarios, parecen ser la solución a sus problemas, tanto que incluso le ofrecen un sueldo con el fina de acompañar a Karin a las sesiones de rehabilitación que necesita para su artrosis, las compras o los paseos.
Nadie puede sospechar que estas tres vidas, unidas al azar, constituyen la razón de ser de Julián, otro anciano que acaba de llegar al lugar desde la lejana Argentina, y que tiene como misión investigar paso a paso las idas y venidas de los ancianos noruegos. Un día Julián aborda a Sandra y le revela detalles del pasado, absolutamente insospechados, de sus ancianos amigos. Y en ese relato le dice que él es un superviviente de los campos nazis de exterminación, y que los Christensen no son lo que aparentan, que tanto Fredick como Karen eran dos miembros nazis, médico él y enfermera ella, encargados de practicar sobre los reclusos allí concentrados experimentos sobre el aguante humano en el dolor, y que en esas criminales investigaciones asesinaron a cientos de personas. Que él, Julián, ha hecho esa larga travesía, para vengarse de estos criminales y de otros que, con los Christensen, forman en esa población alicantina un núcleo nazi importante.
Aunque al principio Sandra no da crédito a lo que escucha de Julián, poco a poco irá observando meticulosamente las costumbres, los amigos, las palabras y los silencios de la pareja de ancianos, sin percatarse de que el fin de su inocencia está poniendo en peligro su propia vida.
Qué interesante. Hace un tiempo leì "La Biblia de Barro", un libro escrito por la española Julia Navarro y en la que hay una historia similar de por lo menos un ex-nazi retirados que manchó su vida del dolor ajeno. También hay un grupo de ancianos vengadores, que sufrieron ellos y sus madres en manos de este esbirro. Cuando puedan, léanlo. No recuerdo si ya publiqué una reseña del libro. En todo caso, si lo encuentro, se los traigo.
Saludos a todos.
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Si no encuentras tu media naranja, toma tu medio limón agrégale azúcar, aguardiente, hielo y a disfrutar de la vida.