Sí, ojalá, y nada mejor que usar esta exclamación hoy, pues la palabra significa en su origen “Alá lo quiera”. Me estoy refiriendo, como habrán intuido, a Egipto; a esa revolución pacífica de la población, en especial de los jóvenes, por derrocar a Mubarak, un dictador que bajo la forma de una seudo democracia, y amparado por USA principalmente y por parte de Europa, y con la bendición judía, ha mantenido secuestrada la libertad de los egipcios durante treinta años.
Si toda revolución de la sociedad por alcanzar mayores cotas de libertad y prosperidad son agradables de presenciar, en el caso egipcio, por su tono pacífico, y como ya conocimos en Portugal con la "Revolución de los Claveles", ver unido pueblo y ejército es todo un espectáculo satisfactorio. Sinceramente no soy partidario de ejércitos cuando éstos son configurados para atacar al vecino o para defender a las oligarquías y a los poderosos del lugar, pero si el ejército de cualquier país del mundo, entiende que la patria no son unos ríos, ni unos montes, ni unas playas, ni unos poderes económicos, ni unos caciques, ni una nobleza arcaica... sino que la verdadera patria son sus gentes a las que debe defender de ataques foráneos e internos, ese ejército merece mis felicitaciones.
Ahora, y puesto que es muy pronto para echar las campanas al vuelo, es de esperar que el ejército egipcio cumpla con sus compromisos ante la ciudadanía, que vigile unas elecciones democráticas, limpias y libres, donde toda sensibilidad pueda ser explicada al pueblo, y que sea el pueblo egipcio quien decida quién ha de gobernarles y el régimen de gobierno que desean. Es de esperar también que las potencias occidentales, Europa y USA, no intervengan para nada en el proceso, que sus inetreses en la zona quedan aparcados y que después de esas elecciones prometidas, limpias y transparentes, el resultado sea acogido con el mismo o más entusiasmo que se acogía al régimen dictatorial del “último Faraón”. Es muy probable, que la económica y militarmente poderosa y vecina Israel, esté muy preocupada y nerviosa; es comprensible, pues sabe muy bien de sus desmanes en la zona y sobre todo contra el pueblo palestino. El derrocado “último Faraón” era para ellos un buen aliado, mientras se le permitía toda clase de abusos, corruptelas y robos, pues como se sabe es una de las mayores fortunas del mundo cuyos valores están todos fuera de Egipto, y es que “los patriotas” suelen ser todos así, aman tanto a su patria que los tesoros se los llevan fuera de ella. Según las últimas noticias, Suiza ha paralizado toda acción sobre las grandes cuentas de ahorro del derrocado mandamás, y es de esperar que así ocurra en todos los paraísos fiscales del mundo, pues la fortuna de Mubarak, es un expolio a su pueblo, y permitir ese desfalco al erario público egipcio, haría a esos bancos que han acogido esas riquezas, cómplices criminales del robo.
Verdaderamente, como digo a menudo, hace falta en el mundo la llegada de un Hombre Nuevo, un hombre que sea capaz de dictar leyes universales por las cuales ningún ladrón deje de ser perseguido hasta su última guarida, y los lugares en que deposite su botín sean declarados igualmente cómplices y deban ser juzgados. Si así ocurriera evitaríamos grandes atropellos, y nuevas guerras. ¡Ojalá! —vuelvo a repetir— estos mis deseos se cumplieran alguna vez.
Ya sé que esto último, dirán ustedes, es una quimera, que es algo imposible de llevar a buen puerto, pues quienes tienen facultad para legislar son los que se beneficiarían si alguna vez intentaran un robo así, pero ese Hombre Nuevo debe nacer desde abajo, desde los cimientos de la sociedad, del hombre de la calle, del simple ciudadano, e ir obligando a los políticos a hacerla suya, y esa idea ha de irse transmitiendo de unos a otros y que todo el mundo comprenda que los tiranos, sean de cualquier color, no sirven para otra cosa que llevar la miseria al pueblo. Cada nación del mundo debe legislar el tema de la corrupción hasta el milímetro, de manera tal que aquellas personas que tengan inclinación por la política, entiendan únicamente que son servidores de la ciudadanía, no que ésta está a su servicio y obligada, como contribuyente, a engordar sus arcas particulares.
De momento, un tirano menos en el mundo… pero aún quedan muchos, y es necesaria una gran limpieza.
Sólo me resta esperar que lo acontecido en Egipto no sea flor de un día, y que la actual oposición política, sea muchísimo más honesta que el defenestrado Faraón, y que sepan llegar a consensos de todo tipo para que el esfuerzo de la ciudadanía no se vea mañana acompañado de la frustración.
Egipto: ¡mi enhorabuena!
Garroferal
-- Edited by GARROFERAL on Saturday 12th of February 2011 01:19:34 AM