Amiga Angie, el vino, ese néctar de los Dioses según se le ha denominado, el hombre lo conoce desde hace millones de años. Es sin duda un producto beneficioso para la salud tomado en cantidades moderadas, y si es posible se ha de consumir en la mesa, o sea, acompañando platos, aunque una copa de vino sin necesidad de esto último es muy agradable, reconfortante, beneficiosa, y, en compañía todo un placer.
Pero hoy quiero hablar sobre la manera de servirlo y tomarlo, y algunas otras circunstancias.
Como hay una gran variedad de vinos, y lo importante es servirlo y tomarlo a la temperatura adecuada según su condición, tiene aquí unos datos que le serán importantes si lo tiene en cuenta.
Temperaturas recomendadas (en grados centígrados)
Vinos espumantes: entre 7 y 9 Vinos rosados (claretes): entre 9 y 11 Vinos tintos jóvenes: entre 10 y 12 Grandes vinos blancos: entre 10 y 12 Grandes vinos tintos: entre 16 y 20 .
El vino debe ser servido a la temperatura indicada. Generalmente, las etiquetas de los buenos vinos suelen indicar las temperaturas adecuadas al momento de degustarlos. En el caso de que alguno no la tuviese, básicamente debe saber que el vino blanco debe estar lo suficientemente frío para que resulte refrescante, mientras que el vino tinto debe estar a temperatura ambiente. Éste no debe servirse frío jamás.
Descorche
Este ritual debe realizarse con el sacacorchos que le resulte más práctico y cómodo de utilizar. Se ha de hacer (ya he dicho que es un ritual) de manera pausada y poniendo en ello todo el interés. En los grandes restaurantes (al menos en España) una vez descorchada la botella, y antes de servir una cata a la persona que se considere más capacitada para dar la indicación al camarero de que llene todas las copas, el corcho se deposita en una platillo que estará presente durante toda la comida en la mesa. Ya le llamé “ritual” por todo esto.
Realice los pasos siguientes:
Coloque la botella descansando sobre la mesa y retire el extremo superior de la cápsula que recubre el corcho. Esta operación puede hacerse con un corta-cápsulas, aunque la manera más adecuada y correcta de hacerlo es con la cuchilla que viene incorporada dentro de los sacacorchos llamados "de camarero", que permite hacer el corte por debajo del segundo gollete.
Introduzca la punta del tirabuzón en el centro del corcho y comience a girar el sacacorchos (tenga presente que ha de ser el sacacorchos el que gire, no la botella).
Comience a retirar lentamente el corcho y, cuando a éste le falte muy poco para salir, haga unos movimientos circulares, para permitir la entrada de aire y que el corcho salga haciendo el menor ruido posible. Procure siempre que esta operación resulte lo más limpia posible, que en la botella no quede nada, absolutamente nada, del corcho. Para ello es imprescindible (y para la conservación del vino también) que las botellas estén en reposo inclinadas, el vino mantendrá húmedo el corcho y al no estar reseco no se partirá o soltará pequeñas partículas.
La copa
Una vez elegido el vino a consumir, —teniendo muy en cuenta su temperatura para servirlo— una vez descorchado es muy importante elegir el recipiente apropiado en donde servir tan deseado néctar: La Copa.
La elección de la copa para degustar un vino no debe ser considerada una nimiedad ya que puede aumentar o disminuir considerablemente el grado de satisfacción que posee el vino elegido. La forma de la copa ejercerá una influencia determinante en el sabor que presente el vino en la boca. Tenga en cuenta que el vino es un elemento “vivo”, esto es, que cambia de sabor, aroma y color según el ambiente, y el recipiente en donde se deposite puede alterarlo, en mejor o peor.
Es muy aconsejable elegir una copa estrechada por su parte superior, debe ser de cristal fino, liso y transparente y es conveniente que su pie sea lo suficientemente largo para que se la pueda sostener sin tocar el cáliz. ¿Por qué? para que el calor de la mano no modifique su temperatura. Si además de ello, elegimos un delicado cristal de Bohemia, puede ser la exquisitez elevada al cubo. Una copa con estas características dirigirá el flujo del líquido hacia los sentidos para exaltar sus cualidades. Finalmente se debe tener en cuenta que el vino tinto ha de servirse llenando dos tercios de la capacidad de la copa (llena, jamás, por favor…) mientras que el blanco bastará con algo más de un tercio, de esta manera evitaremos que no aumente la temperatura de éste al estar depositado en la copa.
Si tiene usted en cuenta todos estos puntos, con toda seguridad habrá servido el vino de un modo sobresaliente y las virtudes del vino elegido las habrá multiplicado.
Gracias por tan valiosa información Garroferal. Sin embargo, tengo una duda más. En las películas he visto siempre a los galanes y las protagonistas estar sentados tomando una copa de vino tinto, siempre tinto. Mi pregunta es si en vez de tinto, me puedo degustar de la misma manera que en las películas uno blanco.
Esto es por que he iniciado probando el blanco, que encuentro un poco más pasable que el tinto...
Mucho agradecería aclarara mi interrogante.
Saludos ibérico amigo.
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Si no encuentras tu media naranja, toma tu medio limón agrégale azúcar, aguardiente, hielo y a disfrutar de la vida.