Yo esta película no la ví de manera total, sino por partes. Sin embargo, pude notar que hay un mundo en el que la pequeña que tiene una vida no muy grata, se refugia. Un mundo en el cual ella es una princesa y que va a salvar algo.

La cosa es que en la vida y ante diversas situaciones, todos solemos inventar un mundo en el cual nos evadimos. Yo, por ejemplo, cuando estoy ante problemas que no sé cómo solventar o enfrentar en el momento, entro en un estadod depresivo que me hunde en una somnolencia y me duermo. Generalmente el descanso me viene bien y es la defensa a la que mi cerebro y mi cuerpo recurren para librarme de la presión. Otros lloran, otros recurren a otros medios. La niña de la película inventa un mundo de hadas y de fantasía que la hacen feliz y que en los lapsos en que baja a ese mundo, no siente el desprecio ni la tiranía a la que es sometida por su padrastro, ni el dolor y la despesperanza de ver a su madre postrada.

Particularmente, esta película me trae recuerdos no tan gratos. El día que la ví, mi esposo regresaba de Guatemala, habíamos ido por él con mis hijos al Hotel Presidente que es donde llegan los buses. Había traído él una muñeca a mi hija, una de esas de trapo que tienen la cabeza grande y también los pies y ella andaba feliz con la muñeca de arriba a abajo y sólo veía yo que los pies del juguete se balanceaban. En una de esas que venía brincoteando, estaba la escena en la cual el padrastro de la niña asesina a sangre fría a alguien dejándole ir un par de balas, mi hija se quedó parada en seco y mientras los pies de la muñeca seguían balanceándose por inercia, ella con la boca abierta y congelada del susto por lo que veía, sólo atinó a decir "chispas!!"

En eso pensé que para un pequeño ver esas cosas no era tan adecuado, así que inmediatamente la envié a jugar a su cuarto...