Hojeando periódicos viejos, encontré un par de poemas que me gustaron mucho. El primero de José Martí, poeta cubano con una sensibilidad popular y sencilla, juzguen ustedes:
AQUÍ ESTÁ EL PECHO MUJER...
Aquí está el pecho, mujer, que ya sé que lo herirás; ¡Más grande debiera ser, para que lo hiriéses más!
Porque noto, alma torcida, que en mi pecho milagroso, mientras más honda la herida, es mi canto más hermoso.
El segundo, del poeta Darío Jaramillo Agudelo, un abogado colombiano con una prolífica creativa en la poesía. De él no conocía nada, hasta este día que he encontrado uno de los poemas que conforman su inspiración en Poemas de Amor. Helo acá:
Podría perfectamente suprimirte de mi vida, no contestar tus llamadas, no abrirte la puerta de la casa, no pensarte, no desearte, no buscarte en ningún lugar común y no volver a verte, circular por calles por donde sé que no pasas, eliminar de mi memoria cada instante que hemos compartido, cada recuerdo de mi recuerdo, olvidar tu cara hasta ser capaz de no reconocerte, responder con evasivas cuando me pregunten por tí y hacer como si no hubieras existido nunca. Pero te amo.
__________________
Si no encuentras tu media naranja, toma tu medio limón agrégale azúcar, aguardiente, hielo y a disfrutar de la vida.