Hace un tiempo, en una plática con mi hija, me decía que qué carrera era mejor? Con qué carrera se era mejor persona. Me sorprendió con la pregunta (bueno, o yo soy corta de inteligencia y me sorprendo con cualquier cosa o mi hija de 7 años abunda de ella, no sé...)

La cosa es que antes de responderle, me rasqué la cabeza, miré al cielo y le expliqué que todas las carreras tienen en sí la característica que cada persona pueda ser mejor y no quiere decir que para ser mejor, deba quemarse las pestañas. Le explicaba mi caso, fui a la Universidad pero por cosas del destino no logré finalizar, y por otras cosas del destino, terminé siendo secretaria; pero le explicaba que era mi finalidad ser la mejor secretaria que hubiera, que trabajaba día a día para sentirme satisfecha y por emanación, también los que me rodean, ya sea la familia o los compañeros de trabajo. Le comenté que así fuera una vendedora de tomates, me esforzaría por ser la mejor vendedora.

Al final, le aclaré que entre su padre y yo haríamos todo lo que estuviera en nuestras manos y nuestra fuerza para que ella estudiara la carrera que a ella le llamara la atención, pero que siempre debería existir el compromiso de ser mejor siempre.

No se lo dije a ella, pero en el trabajo tengo una máxima "Si lo vas a hacer, hacelo bien y si no, mejor ni lo intentés", algo duro para los demás, pero si yo no fuera capaz de darlo o cumplirlo, no lo pediría...

Les dejo este escrito, a propósito de lo que hablo, de Douglas Malloch, exaltando esa solicitud: