A raíz de San Juan de la Cruz, español y poeta *****
No es la poesía la literatura que más me llene, no obstante alguna que otra vez leo poesía. Y estos días, desempolvando de las estanterías de mi biblioteca libros ya con papel amarillento por los años, me he tropezado con San Juan de la Cruz, y me dije ¿por qué no releerlo?, y la verdad sea dicha, que me ha encantado.
Pero no he pasado las hojas de este viejo libro deleitándome solamente con las poesías del santo poeta, sino que he querido profundizar en sus palabras, y lo que ahora he observado, y que en otros tiempos no me di cuenta, es su misticismo y su gran españolidad.
La mística no es quietismo, es acecho. No es desesperación: es inquietud de asunción. El místico no se abandona así mismo: se abandona a Dios para que Dios lo asuma. Se niega, pero lo hace delante de Dios, y lo hace para acceder de una manera más perfecta a la única voluntad para él verdadera. No reclama a Dios el reconocimiento de un derecho, pero cree que Dios ha formulado al hombre una promesa.
Con respecto a su españolidad, San Juan de la Cruz vive así en un paisaje, un paisaje de tierra, de aire y de cielo, que es enteramente suyo por derecho de nacimiento, de poesía y de bautizo. Vive en un paisaje y también lo vive. Lo sirve y también lo hace servir. De rodillas sobre la tierra, bendice la tierra que lo sustenta, para ganar de rodillas las bienaventuranzas. Y el aire se llena de bendición, y por eso el aire es poesía, y por eso el santo es poeta.
Desde la tierra redimida, el místico emprende el viaje hacia el cielo prometido. Y el viaje no es la negación del punto de partida y del punto de llegada, sino precisamente la afirmación de uno y otro: la afirmación de que para llegar es necesario partir. Y San Juan de la Cruz parte de tierra española y parte españolamente, renunciando a todo menos a lo que no puede renunciar: a la manera de ser del español, a esa manera de ser que —de puro generosa— se juega el alma contra Dios o a favor de Dios. Porque al español le incomoda el alma, y por eso quiere morir. Se hace bandido, no para robar, sino para ver si lo matan. O se hace santo, no para vivir santamente, sino para aniquilarse. Ambos viven de viaje, apenas con lo puesto, en fuga de sí mismos. Por eso España es la tierra de los bandidos exagerados y de los santos exagerados, la de los pecados de Raimundo Lulio, el mozo, y de las virtudes de San Juan de la Cruz, porque España es tierra de aventura y punto de partida hacia la aventura del espacio abierto o del mar desierto; hacia la conquista del cielo o hacia la conquista de un mundo, siempre en expectación de lo sobrenatural y siempre antiburguesa, siempre dispuesta al riesgo de rescatar un alma o de derramar la sangre —la sangre, que para el español verdadero tiene ritmo y movimiento del alma—. Por eso el santo español es español primero y después santo, por eso no puede —ni quiere— renunciar a ser español. Es la única renuncia que él no puede hacer: porque necesita reservarse la capacidad suficiente para renunciarlo todo.
Así se funden en España poesía y santidad. Así como florece la rosa, así florece el alma en su aire, flor de la tierra viajera que se entrega al riesgo del aire, enloquecida de santidad y poesía.
¿Y qué mejor que terminar —si me lo permiten— con una poesía de San Juan de la Cruz? Ahí va, por todos ustedes:
Canción de Cristo y el Alma
Un pastorcico solo está penado, ajeno de placer y de contento, y en su pastora firme el pensamiento, y el pecho de amor muy lastimado.
No llora por haberle amor llagado, que no le pena en verse así afligido, aunque el corazón está herido, mas llora por pensar que está olvidado.
Que sólo de pensar que está olvidado de su bella pastora, con gran pena se deja maltratar en tierra ajena, el pecho del amor muy lastimado.
Y dice el pastorcico: “¡Ay desdichado de aquel que de mi amor ha hecho ausencia, y no quiere gozar de mi presencia, y el pecho por su amor muy lastimado!”.
Y al cabo de un gran rato se ha encumbrado sobre un árbol do abrió sus brazos bellos, y muerto se ha quedado, asido a ellos, el pecho del amor muy lastimado.
Leyendo el poema de San Juan de la Cruz, que por lo menos en este le canta a la belleza agreste del campo, a lo bucólico, me acordé de nuestro poeta niño Alfredo Espino. Él recurre a estos temas y a la posteridad es alabado por algunos y criticado por otros.
Los que le alaban, lo hacen por que supo encontrar la belleza en la naturaleza, en los animales. Con su alma de niño exploró y descubrió cosas que otros jamás vieron, ni verán, por que no quieren o por que no les interesa...
Y sus detractores, dicen de Espino, que dejó de lado el sufrimiento de la gente, la lucha encarnizada por las libertades, por la justicia social y se dedicó a cantar a los pajaritos y a los arbolitos...
Un contraste bastante marcado, ya que en esa época se desarrollaban los movimientos preparativos para el levantamiento de 1932 liderado por Farabundo Martí. Al final son opiniones de cada quien...
Les dejo una muestra de la poesía, recopilada en un único libro llamado "Jícaras Tristes":
EL NIDO Es porque un pajarito de la montaña ha hecho, en el hueco de un árbol su nido matinal, que el árbol amanece con música en el pecho, como que si tuviera corazón musical...
Si el dulce pajarito por el hueco asoma. para beber rocío, para beber aroma, el árbol de la sierra me da la sensación de que se le ha salido cantando el corazón...
ASCENCIÓN
¡ Dos alas…quién tuviera dos alas para el vuelo…! Ésta tarde, en la cumbre, casi las he tenido. ¡Desde aquí veo el mar, tan azul, tan dormido, que si no fuera un mar, bien sería otro cielo…!
Cumbres, divinas cumbres, excelsos miradores… ¡ Qué pequeños los hombres! No llegan los rumores de allá abajo, del cieno: ni el grito horripilante con que aúlla el deseo: ni el clamor desbordante de las malas pasiones…Lo rastrero no sube; esta cumbre es el reino del pájaro y la nube…
Aquí he visto una cosa muy dulce y muy extraña, como es la de haber visto llorando una montaña… el agua brota lenta, y en su remanso brilla la luz: un ternerito viene y luego se arrodilla al borde del estanque , y al doblar la testuz, por beber agua limpia, bebe agua y bebe luz…
¡ Y luego se oye un ruido por lomas y floresta, como si una tormenta rodara por la cuesta; animales que vienen con una fiebre extraña a beberse las lágrimas que llora la montaña…! Va llegando la noche . Ya no se mira el mar. Y qué asco y qué tristeza, comenzar a bajar…
¡ Quién tuviera dos alas, dos alas para el vuelo! ¡ Esta tarde, en la cumbre, casi las he tenido, con el loco deseo de haberlas extendido sobre aquel mar dormido que parecía un cielo! Un río entre verdores se pierde a mis espaldas, Como un hilo de plata que enhebrara esmeraldas…
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Si no encuentras tu media naranja, toma tu medio limón agrégale azúcar, aguardiente, hielo y a disfrutar de la vida.
Mi querido Garroferal, pido a usted disculpas por haber introducido a este poeta salvadoreño, pero siendo honesta, es primera vez que me entero de los escrito de San Juan de la Cruz...
Saludos y que disfrute sus vacaciones de verano...
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Si no encuentras tu media naranja, toma tu medio limón agrégale azúcar, aguardiente, hielo y a disfrutar de la vida.
Disculpas ninguna, mi estimada Angie, y además, sinceridad por sinceridad, desconocía ese poeta salvadoreño, y, aunque como dije la poesía no es la parte de la literatura que más me atraiga, he de confesarle que los poemas que usted incluye son hermosos.
Es, por una parte entendible, el desencanto que algunos puedan sentir cuando un pueblo enloquece y siente hervirle la sangre del conflicto, encontrar hombres que se abstraigan ante la belleza de la Naturaleza y se olviden de aquél. Sin embargo, qué deseable sería que antes de cualquier lucha, ya entre hermanos, ya entre pueblos distintos, todos y cada uno de los hombres y mujeres nos dedicásemos a contemplar las bellezas que la Naturaleza nos regala en abundancia y dejáramos aparcados los sentimientos de ajustarnos cuentas.
¿Llegaremos alguna vez a ser tan sensatos como para recurrir a ello?
Yo no lo creo mi buen Garroferal. Siendo que hay mucha gente que se arroba ante lo bello, ante los paisajes y la naturaleza y le canta dentro de su alma, siempre hay gente abusiva que en las palabras de los viejos "Pinky y Cerebro", quieren apoderarse del mundo, para mostrar a otros su poder y el valor como humanos que eso les confiere... Triste valor!
Siempre habrá gente que quiera dominar a otros y los destinados a ser dominados, en algún momento alzarán la cabeza y la voz y eso, no lo puede negar nadie...
Salugos Garroferal.
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Si no encuentras tu media naranja, toma tu medio limón agrégale azúcar, aguardiente, hielo y a disfrutar de la vida.