¿Cuál fue su delito, ser comunista o maricón? ******
Los años setenta del pasado siglo fueron años muy crispados en la República de Italia. Años de enigmas opacos todavía sin resolver, años donde la camorra era la reina del terror y años en los que se vivió uno de los sucesos más sádicos. Este fue la muerte del cineasta y escritor Pier Paolo Pasolini, ocurrido el 2 de noviembre de 1975 en una playa de Ostia, muy cerca de Roma.
Aún se oyen voces en Italia reclamando se esclarezca su muerte. Walter Veltroni, quien fue alcalde de Roma y ex candidato del centroizquierda a la Jefatura del Gobierno italiano, ha solicitado, de manera formal, que se reabra el llamado caso Pasolini, con la finalidad de aclarar de una vez por siempre quién o quiénes fueron los autores de su asesinato, y si se trató de un complot político. El señor Veltroni, en una carta aparecida en el diario “Corrieri della Sera”, y dirigida al ministro de Justicia, Angelino Alfaro, argumenta que los avances científicos, así como las pruebas de ADN y las nuevas técnicas forenses, podrían aportar luz al triste acontecimiento. En esa misiva, Veltroni recuerda que la investigación inmediata tras el asesinato del cineasta y escritor, resultó una chapuza. El lugar del crimen no fue cerrado al público pudiendo con ello desaparecer o manipular pruebas fundamentales, incluso, dice Veltroni, el vehículo de Pasolini no fue entregado a la policía científica hasta cuatro días después del desenlace.
Italia quedó fuertemente conmocionada tras la muerte del cineasta, hasta tal punto que un sector de la sociedad, el de la izquierda, se sintió empujada a sospechar teorías conspirativas.
La versión oficial, por contra, aseguró que Pasolini, que entonces contaba con 53 años de edad, murió a bastonazos y arrollado por su propio vehículo. El director de tan excelentes filmes como “Teorema” o “El Decamerón” se había enzarzado en una reyerta con un joven de 17 años, Giuseppe Pelosi, un “ragazzo di vita”, o sea, un chapero o un puto de homosexuales. Al parecer Pasolini contrató a este muchacho en un lugar del centro de Roma frecuentado por estos chaperos. Una vez alejados de la capital, Giuseppe se negó rotundamente a mantener relaciones sexuales, por lo cual Pasolini le amenazó con un bastón. El escritor fue quien acabó molido a bastonazos, con el rostro completamente desfigurado fue atropellado por el puto, quien al volante del Alfa Romeo propiedad de su víctima, atropelló el cadáver varias veces.
Ya desde el mismo inicio surgieron dudas sobre la veracidad de estas circunstancias. En el primer juicio que condenó Giuseppe Peloti a 10 años de cárcel, se expresó la convicción de que el chapero no había actuado solo. Y efectivamente, pasado el tiempo, en el año 2005, Pelosi cambió su versión de los hechos afirmando que a Pasolini lo mataron tres desconocidos que se acercaron a ellos, que hablaban con acento del sur y que insultaron al cineasta con frases como “cerdo comunista”.
Pasolini podía tener muchos enemigos. Sabía cosas cobre las cloacas del Estado italiano, tal vez muy incómodas para el poder. De su obra inacabada, “Petrolio”, desapareció el último capítulo, que podría desenmarañar otra incógnita: la muerte del Presidente del Ente Nacional de Hidrocarburos en un accidente aéreo. Veltroni admite que fueron años bastardos tanto para la derecha como para la izquierda, pero Italia —dice— necesita saber la “verdad histórica” sobre el final de Pasolini.
