Si usted es un desaprensivo, capaz de cometer una vileza y un crimen tan despreciable y repugnante como ése, lo tiene casi fácil. Y lo que es mejor para usted, si es denunciado por ello la policía dirá que nada puede hacer contra usted, que son muchos los casos similares a investigar, y que, con toda probabilidad, la culpa sería de esa niña por vestir como vestía encendiendo en usted ese deseo de la violación. Y también tendrán culpa sus madres por permitir que vistan de esa manera tan provocativa a edad tan temprana.
En resumen: que usted lo va a tener fácil.
Si esas mujeres que hoy denuncian la desaparición de tantas jovencitas, no las hubieran parido, y hubieran abortado su nacimiento, con toda probabilidad estarían encarceladas por su “abominable crimen”. Y la santa iglesia las condenaría al fuego eterno por haber interrumpido su embarazo, al no permitir traer al mundo a jovencitas con las que usted podría divertirse violando y asesinando, abandonándolas después al lado de cualquier cuneta de la carretera como se deja a un perro.
Pero no, esas mujeres parieron; y usted ahora, si lo desea, y sus instintos son tan execrables, no tiene más que ir a la frontera entre México y los Estados Unidos de América. Allí, en un lugar llamado Ciudad Juárez, tiene su oportunidad. Viole y mate.
Es Ciudad Juárez un lugar que posee infinidad de barrios miserables, calles embarrizadas, sin farolas que las iluminen en la noche, callejones que desembocan en descampados por donde puede merodear el propio Satanás o usted, si sus intenciones son satánicas. No en balde allí se dicen que han sido violadas y muertas más de 4.000 niñas, todo un placer para los satánicos y sádicos a los que ni se les busca, pues las culpables —al parecer— son las propias víctimas. Al menos esto es lo que muchas madres oyen decir cuando denuncian, por parte de la policía, y eso oyó Irma Monreal, una de tantas madres atormentadas. Los gobernantes miran hacia otro lado, y nuestra santa madre iglesia bastante trabajo tiene con denunciar los abortos provocados para estar denunciando a tanto canalla suelto. ¿Quién sabe si alguno de esos canallas es gente importante del país, o son yanquis adinerados que traspasan la frontera para divertirse un poco?… Mejor guardar silencio, al fin y al cabo son niñas provocadoras.
Afortunadamente hay madres con coraje, que no se desaniman, y entre ellas cabe destacar a Irma Monreal, mujer que no se arrugó frente a las insinuaciones policiales de que probablemente ella tendría mucha culpa por permitir que su hija, que trabajaba en una factoría donde se ensamblan componentes electrónicos, acudiera a su casa sola al salir del trabajo aquella maldita noche. O sea, que más o menos le dijeron —según mi entender— que como cuerpo policial son una auténtica mierda (con perdón) que sirven para bien poco, y que en el Estado de Chihuahua tiene otras cosas mejores que hacer que buscar asesinos. Y entre esas otras cosas está la de permitir la prostitución tanto femenina como masculina, pues sus calles sucias y malolientes están llenas de putas y putos para que los homosexuales yanquis se desfoguen en sus desvíos, mientras en la otra parte de la frontera, en la parte rica, próspera y cristiana, de calles pavimentadas y farolas encendidas, viven sus mujeres e hijos que ignoran el vicio paterno. Y no hablemos de la droga, porque necesitaríamos páginas y páginas…
Irma Morales ha tenido la valentía de presentar una denuncia contra su propio país, México, ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que recientemente acaba de condenar al Estado mexicano como responsable de la muerte de su hija Esmeralda junto a otras dos compañeras, violadas y asesinadas el mismo día, por la falta y desgana en la investigación.
Ese bofetón contra la tolerancia machista recibido por México, no resta para que usted, si es violador y asesino, viaje de turismo a Ciudad Juárez; allí no encontrará orden, limpieza, leyes ni impedimentos: Viole, mate, y cuando acabe su asqueroso trabajo vuelva a su casa con su familia, su esposa e hijos, póngase delante del árbol de Navidad o del Belén, y cante en armonía aquello de:
A Belén pastores, a Belén chiquitos, que ha nacido el Rey de los pastorcitos.
Garro me parece muy bien su critica social mas no su forma de enfocarla, dentro de su post denuncia varias cosas aunque su principal enfoque es contra la corrupción y la apatía de las autoridades para ayudar a resolver estos casos y realmente estoy 100% de acuerdo con su persona es mas pienso igual, sin embargo hay puntos donde usted compara este tipo de asesinatos con el aborto y me parece en lo personal que ambos crímenes son son abominables y ninguno es de menor grado asesinato es asesinato.
Sin embargo siento que usted ve no se como explicarme como si el aborto fuese mucho menor que esos atrocidades cometidas contra estas señoritas.
En lo personal creo que es igual la muerte de un bebe no nacido que la de una criatura de 15, 20 o 25 años que sufrió una agresión como las que han sucedido en México.
y la iglesia creo que igual manda a una vida de tormento al autor de tales hechos, en fin al final usted dice que Dios ha hecho este mundo sin embargo le recuerdo que somos los humanos los que lo gobernamos y lo administramos y más nuestra responsabilidad por todas las atrocidades que hacemos que del mismo Dios pero eso es un rollo teológico que algún día tendré el honor de debatir con usted si le parece agradable hacerlo :)
Saludos garro me parece un excelente post el suyo.
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Ejecución Estratégica Proverbios 20:18 (18) Afianza tus proyectos con consejos, haz la guerra con estrategia. http://ejecucion.wordpress.com/
Mi muy estimado Wirwin, una de mis mayores incomprensiones de la Humanidad es la hipocresía. Al margen de si el aborto es o no la muerte de un ser humano, y sobre esto hay mucha controversia, pues una cosa es vida humana y otra un ser humano, y sobre lo cual yo me declaro ignorante y no voy a posicionarme, lo que más me llena de tribulación es que sobre determinados “asesinatos”, tanto por parte de la sociedad como de diversos organismos —y aquí destaco a la iglesia—, se llenen de denuncias y en otros callen.
Aunque no quiero mezclar temas, tenemos otro asunto como es la prostitución, que siendo una esclavitud, y así lo denunció el escritor cristiano católico Maxence van der Meersch en su obra “Una esclavitud de nuestro tiempo”, determinada sociedad hace la vista gorda, y en algunos momentos lo ha considerado como oportuno y conveniente como refugio de instintos masculinos que en el “santo matrimonio” no tenían cabida, y como “inicio” para los jóvenes que habían de llegar al matrimonio experimentados. Y en esta otra hipocresía humana vemos, o al menos yo lo veo con bastante perplejidad, que fuera precisamente en El Vaticano, que como usted sabrá está en una de las siete colinas romanas, el lugar de la ciudad eterna en donde estaban asentados el mayor número de prostíbulos de Roma en el pasado siglo.
¿Sabe usted cuál fue el tema con el que entré en los foros salvadoreños? Lo titulé la hipocresía humana, y así consta en LO, lugar primero que visité. O sea, que para mí no es nuevo denunciar estas prácticas egoístas y contrarias a la ley de Dios que dicen creer y defender esa parte de la sociedad que resulta más hipócrita.
Lamento que alguien pueda creer que estoy obsesionado en denunciar los silencios de la iglesia católica, porque no es cierto; pero actualmente en España hay una campaña de la iglesia contra el Gobierno socialista por el motivo de la ampliación de la despenalización del aborto, lo cual se hace en beneficio de la mujer para que ninguna sea llevada a la cárcel por ese motivo, y el Partido Popular, muy arrimado a la iglesia católica de la cual adquiere gran cantidad de votos, no abolió esa Ley ni la modificó cuando puedo hacerlo, o sea, otra hipocresía. Y es que el mayor problema de la iglesia católica, desde que el Gobierno socialista español modificó la legislación por la cual dejó de percibir enormes cantidades de dinero de las arcas públicas, es lo que verdaderamente le duele. Ese es el motivo verdadero, porque cuando estuvo el PP en el poder es cuando mayor número de abortos se practicaron, unos 500.000, y la iglesia no dijo ni pío. Para mí eso es hipocresía, como hipocresía es no denunciar las muertes de tantos niños en África, y sin embargo sí hacerlo por el uso del condón o los anticonceptivos.
Me gusta hablar claro, y quisiera que todo el mundo hiciera igual, que no se use del disimulo, de la doblez, del subterfugio… La hipocresía me revuelve las tripas, me cuesta mucho aceptarla. Y no quiero que nadie interprete que en estos temas yo creo poseer la razón. Puedo estar equivocado, o muy equivocado, pero no uso de evasivas ni rodeos, digo lo que siento.